Las flotas de la Carrera de las Indias vital para el sostenimiento del Imperio Español “allende los mares”, Su creación fue consecuencia de la necesidad de transportar metales preciosos, manufacturas y enseres a través del océano Atlántico. Piratas, corsarios y las armadas enemigas atacaban a los solitarios mercantes españoles, Surgió entonces la idea de establecer una ruta oceánica segura para la conexión de la metrópoli con sus colonias, que fue la Carrera de las Indias, por el que discurrirían los convoyes de mercantes, escoltados por buques de guerra.
Entre los peligros que acechaban a los mercantes hispanos el menos peligroso eran los piratas. Ya que ninguno atacó jamás ninguna flota de plata, debido que difícilmente poseían más de dos embarcaciones. Sus posibilidades de victoria se reducían a mercantes aislados. El peligro más importante para las flotas eran los corsarios, disponían de flotas de combate aportadas o suministradas por otros estados gracias a las patentes de corso. Los españoles despectivamente les denominaban "piratas” Pero realmente piratas y corsarios eran conceptos distintos, incluso para Sir Francis Drake uno de los peores insultos que le dijeron los españoles fue el de pirata. Dentro de los corsarios hay que destacar a los filibusteros americanos, en la segunda mitad del SºXVII amparados por la corona francesa e inglesa. Por otra parte las armadas nacionales enemigas en periodos de guerra, atacaron pocas flotas, pues la Corona solía impedir la salida de las flotas de plata cuando se anunciaban los conflictos bélicos....
En 1522 el corsario francés Jean Florín se apoderó de dos de las tres naves del tesoro Azteca enviado por Hernán Cortes. En 1526 se dispuso que los mercantes se reunieran en la isla Española para venir juntos o "en conserva". Cuando empezaron a descubrirse las grandes minas de plata de Perú y México, en 1545, pues los mercantes españoles empezaron a transportar una mercancía de enorme valor que atrajo a los enemigos a ese hermoso botín.
El régimen de flotas se creó por Real Cédula de 10 de julio de 1561. Su finalidad era clara que "traiga el tesoro nuestro y de particulares, que se ha de conducir a estos nuestros Reinos". El tornaviaje era lo principal, aunque lógicamente también interesaba rentabilizar el viaje de ida (manufacturas, sedas, terciopelos y alimentos). La organización de las flotas se radicó en Sevilla, cabecera del monopolio comercial americano, sede de la Casa de la Contratación en 1503 que gestionaba la carrera.
La Cédula estableció que cada año se enviarían a América dos flotas y una Armada Real. Las flotas irían a la Nueva España y los dos virreinatos. En cuanto a la Armada iría y volvería escoltando a las flotas que traían el tesoro real y los privados. Cada flota estaría dirigida por un Capitán General y un Almirante y un gobernador del Tercio de Infantería. No se especificó la composición de la flota como se ve a continuación "el que conforme a los tiempos y ocasiones nos pareciere conveniente a la seguridad del viaje, con las fuerzas necesarias para defender las naos y bajeles, y castigar a los enemigos …”
La dotación de las flotas la disponía el Consejo, tras consultar al Consulado de Cargadores de Indias y a la Casa, que establecían el tonelaje necesario para suministrar el mercado americano. Durante el siglo XVI las flotas solían tener de 10 a 20 mercantes, que subieron hasta 30 a comienzos del siglo XVII y durante la crisis comercial volvieron a bajar a 10 o 15 durante, número en que se mantuvieron durante el siglo XVIII. En el trascurso del tiempo vario ocasionalmente el numero y tamaño de la carrera. En origen, como hemos visto, fueron dos anuales, posteriormente una cada dos o tres años, desde 1680 hasta 1716 sólo hubo 14 flotas a Tierra-firme.
Batalla de Rande, 1702 |
La defensa de las flotas se confió a los buques de la Armada, así como al Tercio de infantería de marina, además se ordenó que los mercantes llevaran al menos dos piezas de artillería de bronce. El número de buques de guerra cambio a lo largo de los años. El mínimo obligatorio era de dos por flota, la Capitana y la Almiranta, pero la de los Galeones solía llevar además ocho galeones armados.
Una nao de 270 toneladas debía llevar media culebrina (de 30 a 32 quintales) o un cañón (de 40 a 42 quintales); dos sacres (uno de ellos de 14 a 20 quintales); diez lombardas gruesas y pasamuros; un falconete de 12 quintales; y 24 versos. Tenía que portar además 30 arcabuces, 30 ballestas, cuatro docenas de picas largas, 20 docenas de medias picas o lanzas, dos docenas de rodelas, 24 petos y 30 morriones.
El Galeón de la Plata (Capitana y Almiranta eran de este tipo), encargada de transportar los metales preciosos y de proteger el convoy. Tenía la apariencia de un galeón con su estructura interna reforzada, pero con la quilla muy alargada y un calado menor. Su casco estaba carenado y emplomado. Hasta 1640 tenían de 20 a 26 piezas de bronce, mientras que los galeones de plata de la custodia cargaban de 20 a 22 piezas, pero a partir de entonces siguió aumentando su número de bocas de fuego; 34 a 40 bocas las Capitana y Almiranta, y 26 a 30 bocas para las de custodia. El aumento de los cañones fue consecuencia de su mayor tonelaje, que osciló primero entre las 450 y las 600 toneladas y subió luego hasta las 800, límite máximo para remontar el Guadalquivir. El Galeón de la Plata mantuvo su superioridad hasta mediados del siglo XVII, desplazado por el navío de línea.
Las flotas llevaban a bordo unas 2.250 personas, entre las gentes de mar y guerra. Los galeones de plata se estructuraban en tres secciones: la de mar (45%), la de guerra (45%) y los artilleros (10%). Hasta 1630 la Almiranta unos 250 y la Capitana llevaba unos 280 hombres. El Capitán General y el Almirante eran sus máximas autoridades. El primero era el responsable de la flota, nombrado por el Rey a propuesta del Consejo de Indias. Embarcado en la nave capitana, con el farol a popa, para indicar el camino. El Almirante era el responsable de todo lo tocante a la navegación, y cerraba la formación con su nave. Contaba a diario los galeones y esperaba o socorría al que se retrasaba. Gobernador del Tercio de Armada, encargado del Tercio embarcado. Tenían bajo sus órdenes al Sargento Mayor, alféreces y sargentos ordinarios. El Tercio de Armada de la Carrera constaba de 1.107 plazas que se estabilizó luego en torno a los 800 hombres. Otro cargo importante era el de Condestable, que mandaba la artillería.
“La Carrera de Indias” por Francisco García Campa – Bellumartis Blog de Historia Militar.
Bibliografía:
Organización y Defensa de la Carrera de India. Manuel Lucena Salmoral
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Excelente blog; sigue con este trabajo.
ResponderEliminarDatos que enriquece la mirada a una época de despojo.
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