LAS PRIMERAS GUERRAS DE LA HUMANIDAD


         Desde el nacimiento del primer humano la semilla de la violencia va unida a sus genes como se observa en los estudios antropológicos en simios, más concretamente en chimpancés, la lucha interna por el poder o contra otros grupos por el control de los recursos es la causa de esta violencia.
En el Paleolítico Inicial, la mayor problemática que se planteaba era la escasez de recursos y ya los primeros homínidos como el Ergaster encontraron hace más de 1,5 millones de años, una fácil solución para reducir la densidad de población, la emigración a tierras no ocupadas por sus congéneres. Por lo tanto la ocupación de nuevos territorios era la válvula de escape de la agresividad y violencia inherente a nuestra especie...

Pero sería con la llegada del Homo Sapiens alrededor de 1,2 millones de años cuando se pone fin a ese periodo pacifico de la humanidad. El Sapiens gracias a su marcado carácter grupal comenzó a establecer una organización social en la que la tribu se definía en oposición a los otros lo que conllevo al enfrentamiento armado. Debido al escaso número de individuos de los grupos paleolíticos, entre 20 a 50, la violencia debía ser limitada para evitar grandes daños a su propia tribu, algo que los estudios antropológicos han demostrado ya que estas sociedades prehistóricas practicaban la violencia limitada por tabúes religiosos o practicas no mortales. ¿Pero cuál era la causa de las luchas? Mayormente la captura de mujeres y de recursos alimenticios o materia primas pero no la ocupación de un territorio. La táctica de ataque era usando el factor sorpresa aprovechando la noche o cuando los hombres acudían a partidas de caza todo ello con el objetivo de reducir los posibles costes humanos.
Mapa cementerio 117 Jebel Sahaba
Con el paso de los siglos la sociedad humana debido al aumento demográfico y la consecuente lucha de recursos inicia una disputa por el control de los cada vez más escasos recursos. El primer registro arqueológico de una  batalla prehistórica fue datado con 14.340 y 13.140 años de antigüedad y localizado en el Nilo cerca de la frontera Egipto-Sudán, el cementerio 117. En él se encontraron 59 cuerpos con signos de muerte violenta,  heridas por punta de flecha y muestras de ejecuciones de cautivos.
Pero estos conflictos no se pueden definir aún como guerra ya que para ellos se precisa la existencia de un estado u organización social estable que la empleé como herramienta de unos fines políticos. Por lo que tendremos que dirigirnos al Neolítico con la aparición de las primeras sociedades agrarias asentadas en un territorio de forma estable y la configuración de grupos sociales más complejos.
Ya la Biblia nos da un ejemplo de esa violencia generada por la defensa de un territorio, el asesinato de Abel por Caín. Un símbolo de la lucha entre sociedades agricultoras y ganaderas por el control de las tierras más ricas, en definitiva, sociedades sedentarias contra nómadas.
Cova Fosca, Alicante. arqueros
En estos años el ser humano comenzó una carrera tecnológica en todos los campos entre el que no podía faltar la armamentística, hacia el 12.000 a.C. los enfrentamientos fueron transformados por el desarrollo del arco. Esta arma permitía el combate a larga distancia reduciendo la posibilidad de ser herido o reduciendo el daño de la lesiones frente al combate cuerpo a cuerpo. El arte rupestre nos dejó numerosas muestras de estos combates con proyectiles, lo que indica que la guerra comenzó a ser algo inherente a la sociedad humana. En la Península ibérica tenemos una colección de yacimientos de Arte Levantino que nos refleja los combates entre tribus y la existencia de jefes, vestidos de forma distinta al resto de combatientes.
En el neolítico la guerra comienza a ser parte de la cultura de los distintos pueblos que habitan la Tierra, según Raymond Keely en su obra  “The evolution of lethal intergroup violence” hacia el 4000 a.C. todos los grupos humanos usan la guerra como medio de solución de conflictos.
Yacimiento de Talheimal. UNED
El resto arqueológico más antiguo de una guerra, en sentido de lucha organizada, se enmarca en el neolítico centroeuropeo. En Talheimal suroeste de Alemania hace unos 7500 años, una tribu asesinó a 34 prisioneros de un grupo rival (18 adultos de ellos 7 mujeres y 16 niños), golpeándolos en la sien o por herida de flecha en su espalda mientras estaban atados. Nos encontramos, no ante una lucha por unos recursos o captura de mujeres (ya que son ejecutadas) sino por la posible eliminación de otra tribu o por la conquista de su territorio. En Scheltz, Austria, también se hallaron 67 cuerpos con heridas realizadas por azadas de piedra pulimentas arrojados en una fosa común, tal número de muertos es un claro ejemplo del aumento de la violencia de los combates entre grupos de agricultores (uso de azada como arma) por el control del territorio.
La violencia organizada llega a su esplendor durante la edad de los metales tanto por el aumento de la efectividad de las armas como por la mayor complejidad social y la aparición de las primeras ciudades estados. Una clara muestra de este aumento de las guerras es la generalización de las murallas en casi todos los asentamientos como el uso de armas en los ajuares funerarios como símbolo de prestigio del difunto.
Saalfeld, (Alemania) una flecha con punta de bronce

Fuentes y créditos:
-         Mario Menéndez Fernández “Prehistoria Reciente de la Península Ibérica”  UNED
-         Ana M. Muñoz Amilibia “ Prehistoria II” UNED
-         Terraeantiqvae.com
-         Raymond Keely ,  “The evolution of lethal intergroup violence
-         Wikicommons

Caín asesina a Abel (pintura del siglo XV).
Las primeras guerras de la Humanidad” Francisco García Campa – Bellumartis Historia Militar 

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