De la gloria al abandono
A la muerte de Felipe V en 1746, la caballería española comenzó un lento proceso de abandono. Las guerras se consideraban improbables y los gobiernos centraron su atención en la Armada y la infantería. Como resultado, de los 40 regimientos existentes se pasó a 24 al inicio del siglo XIX, y muchos estaban incompletos. El sistema de remonta fue abandonado y la preferencia civil por mulas y burros mermó aún más la cría de caballos.
El caballo español: resistencia en peligro
El caballo español, de origen árabe, era rápido y resistente, ideal para la caballería ligera. Sin embargo, estuvo al borde de la extinción debido a las elevadas bajas y la falta de reposición. Su supervivencia se debió a los ejemplares conservados en territorios periféricos como Canarias, Baleares, África y América.
Tipos de caballería
En tiempos napoleónicos, España contaba con varias clases de caballería:
Húsares: Exploradores húngaros, equipados con dolmán y pistolas.
Cazadores: Diseñados para neutralizar a los húsares enemigos.
Dragones: Infantería montada con capacidad limitada de combate a pie.
Caballería de línea: Diseñada para cargas directas con sable.
Lanceros: Incorporados durante la guerra, destacaban por el largo alcance de sus armas.
Coraceros: Solo existió un regimiento, surgido de equipo capturado a los franceses.
La improvisación patriótica
Ejemplo claro de adaptación fue la aparición de los garrochistas de Bailén, vaqueros andaluces armados con garrochas. Su valentía en combate, pese a su escaso entrenamiento, dejó huella en la memoria colectiva.
Bailén: la consagración de la caballería
La batalla de Bailén (1808) fue un punto de inflexión. El regimiento Farnesio, la acción de civiles y el calor sofocante jugaron un papel fundamental. La caballería española resistió cargas francesas, desmontó artillería enemiga y ayudó a cerrar la trampa a Dupont. Fue la primera derrota de un ejército napoleónico en campo abierto.
Un triunfo efímero
Tras Bailén, España perdió tres meses en celebraciones. La victoria fue una chispa de esperanza que, sin embargo, no frenó la respuesta de Napoleón, quien tomó Madrid pocos meses después. Aun así, la caballería española demostró que, incluso tras años de abandono, podía renacer con fuerza y valentía.
Conclusión
La caballería española, pese a su deterioro inicial, resurgió como un elemento clave de resistencia y orgullo nacional. Bailén simboliza ese "galope heroico" con el que una nación se alzó frente al Imperio más poderoso de su época.
Comentarios
Publicar un comentario